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7/19/2006

MI CAMINO SIENTE TU PRESENCIA , SEÑOR.


Ho Señor, mi Señor, mi dulce padre celestial, eterno e insondable como tu Gloria y tu hijo, pan de la vida, pan de fuego, pan del cielo. Poderoso eres Señor de Señores, origen de todo lo creado, manantial de luz, océano y origen de todas las virtudes ¿Que duda cabe? Cuan maravilloso es conocerte, Ho mi Dios verdadero.
Tu mi Señor cumples tus pactos con tu siervo, tu palabra es tan cierta mi Dios, tu compromiso tan férreo, mas que la roca, mas que la certera eternidad profunda de los cielos. Pacto con que me levantaste de la muerte y me reanimaste para ti, Señor del Silencio y las cascadas de agua, Señor de los colibríes y la mañana, que me apacientas en tus verdes prados, como la más preciada de tus ovejas. Yo, entre los millones que gozamos de tu misericordia infinita. Uno mas que sin ti no es nada.
Me apartaste del mundo, de sus luces, de sus contiendas y libertinajes, de sus riquezas, sus vanidades y de todo aquel que no te ama. Si Señor Grande del Cosmos creado, me apartaste solo para ti, para tu gloria y me hiciste tu hijo por gracia y misericordia. Me enseñaste palabras nuevas que me brotan como aguas de un torrente sin fin. Claras y diáfanas como tu rostro, por que a través de tus hijos hablas. No soy yo quien dice esto o aquello, si no tu misericordia y el Espíritu que pones en mi. Es el testimonio de que tú eres un Dios vivo. No hay nada mío en ese instante, solo tu Señor de la Esperanza. Tu luz y la potencia de tu presencia, tu halito de vida y gozo entrañable en mis vísceras, hasta el último de mis tendones, te glorifican y te bendicen, como las flores del campo en la mañana clara y soleada. Me has dado espíritu de penitencia, donde me otorgaste por tu gracia, el entender que el dolor, es la puerta que nos lleva del sacrificio y la renuncia a la gloria de tu reino eterno. Reino de Justicia y Libertad, de vida verdadera. Me diste la humildad y la benevolencia para ser un canto verdadero a tu nombre, Señor Santo. Me diste tu protección contra todo aquel que me deseo el mal o no vino con tu espíritu en el corazón, y los descubriste y los apartaste de mis caminos. Como haría un león celoso de sus cachorros. Me diste este celibato para mantenerme alejado del mundo y sus tentaciones, para santificar mi cuerpo para tu gloria y testimonio, de que eres un Dios vivo. Si soy lo que soy, soy por ti y para ti, mi Dios glorioso, en tu hijo Jesucristo y su preciosa sangre con que me ha bañado. Me has tomado del mundo como quien toma una espora de polen y me has puesto en la cima de tus montes para contemplar y sentir tu gloria sobre los cielos. Tú eres un Dios maravilloso, mi origen y mi destino. Has puesto en mi corazón este sentir, por que de mi tuviste complacencia y misericordia. Ho dulce Padre. No me has abandonado, que aun en mi desgracia he glorificado tu nombre, y lo haré con mis últimos halitos de vida. En el dolor he encontrado las respuestas a esta transformación que con que me has bendecido. De mis cenizas me has formado, como un cántaro me has hecho, y en el has depositado el agua que viene de los cielos. El deber de todo cántaro además de contener y preservar, es irrigar y ofrecer lo que contiene. Por eso hablo de tus maravillas, Padre Bueno, Padre Amoroso. Es imposible para mi no hacerlo. ¿Como detener las trombas de tu poder en mi pecho si por el dulce gozo de sentir tu presencia, me brotan como hecatombes de amor y misericordia, como hiciste sentir a los Ángeles ante tu presencia? Me has puesto Padre en un camino y destino sin retorno. Retorno se llama muerte y vida en el mundo, destino se llama muerte al mundo y vida eterna contemplando por toda la eternidad tu santo rostro.
Heme aquí Padre, para que continúes tu obra en mí, y glorifique yo tu dulce nombre, Padre Amado, para testimonio del mundo de tus misericordias e indulgencias.
Ya nada me interesa de este mundo. Soy un apatrida de este. Un exiliado que profetiza y predica en tu Santo Nombre, Dios sin nombre que eres poderoso más allá de las lenguas y las naciones. Nada hay en este mundo que me parezca valioso, y de tener en cuenta. Ni sus títulos, ni sus renombres ni sus lujos. Solo las almas, las vidas de quienes lo habitan para conducirlas a tu Reino. Y si por tus disposiciones y voluntad me encuentro en trabajos mundanos, es por que me has ordenado obtener el pan con mi trabajo. El que tú me entregas mi Señor. Y si haces crecer y prosperar este trabajo en el mundo, es para tu gloria y testimonio de las promesa de tu hijo bendito, el sin macula, la puerta que nos lleva al Padre. Tu hijo y nuestro Señor, Jesucristo.
Dichosos y alegres serán mis caminos por que Dios, el Dios todo Poderoso los cuida y vigila como un halcón, y me fortalece en su hijo Santo que es fuente de mansedumbre y paz. Dichosa mi vejes en Cristo por que será el termino de una fatigosa y larga jornada, que me llevara a la presencia del Padre, y según su voluntad y misericordia, seré juzgado.
Das luz en mis caminos Padre Amado, como clarea el sol sobre las dudas del hombre y su existencia. Voy caminando seguro bajo la protección eterna del manto de tu hijo, rogándote sabiduría e inteligencia sobre todas mis posesiones, que ellas dan buena cuenta de tus glorias y amor en abundancia que llena tus moradas. A mi y al mundo que no te conoce Padre Bueno.

Bendito seas Padre Verdadero, bendito tu y el que es sin mancha ni pecado, Glorioso en su nombre y ante El se postren todas las naciones, Jesucristo. Gloria al Hermoso Espíritu Santo que nos une a tu amor santo.
Amén y Amén.-

1 comment:

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